De nuevo Griego y yo nos encontramos en las clases, pero no viene sólo, ¡este tercer curso se ha unido Hebreo! Creo que nunca en la vida había estudiado tanta gramática y de tantas lenguas distintas. De hecho creo que si ahora me pongo con el inglés será pan comido.
Ha sido bueno reencontrarse con los compañeros, retomar el ritmo de las clases aunque hay que reconocer que da pereza. Ya son 3 años juntos con los compañeros, así que estamos disfrutando y viendo como cada uno va tomando su camino y aprendiendo. Todos ahora ya tenemos las vistas puestas en el próximo curso, ya será el último. Mientras nos toca pasar tercero, el curso más intenso de los cuatro, almenos tenía la fama, ¡y creo que lo estoy comprobando! Lo bueno es que los madrugones se han reducido, ahora es levantarse, bajar las escaleras y ¡entrar en clase! Eso si no hay olas antes…
