Los que habéis ido siguiendo la historia de mi amigo el Refugiado, sabéis que estuvo unas semanas en Andalucía. Tras un tiempo allí, pasó por Barcelona para poder visitar de nuevo a su «familia española», tanto la mujer que le acogió en casa por más de un año, y por otro lado mi familia, sus amigos y los chicos de Christian Surfers en Barcelona.
En este tiempo estuvimos orando con él, un nuevo reto asomaba, el mudarse a Cantabria. Allí podría seguir disfrutando de un techo y plato de comida, a la vez de una ayuda para seguir buscando trabajo en un centro cristiano. Curiosamente en estos meses él ha podido no sólo beneficiarse de la acogida, sino que está ayudando a otras personas que no tienen trabajo y vienen de situaciones complejas a encontrar uno. ¿Irónico no?
Los que estáis orando por él, seguid orando por nuevas fuerzas y visión en este tiempo que él está allí. Seguimos pidiendo a Dios un trabajo para él, para que pueda tener esa autonomía y recursos que la gran mayoría de nosotros tenemos, el derecho a obtener recursos para un plato de comida y un techo.